La depresión mayor es una patología de alta prevalencia que, actualmente, es una de las principales causas de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial de morbilidad. El inicio y continuación de la depresión están relacionados con factores biológicos y psicosociales, muchos de los cuales están relacionados con aspectos del estilo de vida. En concreto, estilos de vida con dietas empobrecidas, sedentarismo, mala calidad de sueño o poca exposición a la luz del sol afecta negativamente al estado de ánimo. Hay amplia evidencia científica que ha puesto en manifiesto como el ejercicio físico influye en el estado de ánimo, debido a su relación con la creación de serotonina y endorfinas. Por otro lado, los horarios de sueño regulares y dormir un mínimo de 8 horas diarias se ha visto relacionado con la sincronización del ritmo circadiano, relacionado también con el estado de ánimo. Además, ciertos componentes de la dieta mediterránea, como son los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6, las vitaminas del grupo B, el selenio, el zinc, el magnesio se han visto relacionados con una mejora de los síntomas depresivos. También la vitamina D, la cual la luz solar ayuda a sintetizar. Por todo ello, los programas de promoción de la salud y modificación del estilo de vida (LMPs, por sus siglas en inglés) pueden ser efectivos para reducir la sintomatología depresiva.
El objetivo principal de la tesis titulada “Efectividad de un Programa de Psicoeducación y Modificación del Estilo de Vida en la prevención y tratamiento de la depresión en atención primaria. Ensayo clínico aleatorizado” fue analizar la efectividad de un LMP (TAU+LMP) y un LMP junto con el uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TAU+LMP+ICTs, por sus siglas en inglés), en comparación con el tratamiento habitual (TAU, por sus siglas en inglés) para la disminución de la sintomatología depresiva. Las intervenciones se ofrecieron como un tratamiento adyuvante administrado en Centros de Atención Primaria de Salud (APS) de Zaragoza y de Palma de Mallorca para personas con síntomas de depresión.
Un total de 188 personas participantes aceptaron formar parte del estudio y fueron aleatorizadas. Las personas participantes asignadas al primer brazo (grupo de control) recibieron atención médica general de su médico o médica de atención primaria (tratamiento habitual, TAU). Las personas participantes del segundo brazo (primer grupo de intervención) siguieron el TAU y el Programa de Modificación del Estilo de Vida (LMP). Este programa consistió en 6 sesiones grupales semanales dirigidas por un/a psicólogo/a experto/a. Finalmente, las personas participantes del tercer brazo (segundo grupo de intervención) siguieron los programas TAU y LMP y fueron monitorizadas mediante un reloj de pulsera inteligente portátil que registraba sus patrones diarios de sueño y actividad física (TAU+LMP+ICTs).
Durante las sesiones grupales se trataron los siguientes temas: 1) Presentación del proyecto y psicoeducación en depresión. 2) Activación conductual. 3) Hábitos de higiene del sueño y exposición cuidadosa a la luz solar. 4) Actividad física. 5) Adherencia a la dieta mediterránea. 6) Resumen de las sesiones anteriores con sugerencias prácticas finales.
Se monitorizó la evolución de los síntomas depresivos, así como las variables sobre estilos de vida a través de cuestionarios y entrevistas individuales. Estas mediciones se recogían antes de la intervención, justo después, a los 6 meses y a los 12 meses. Tras analizar los datos, los resultados mostraron que las personas que habían participado en el programa habían mejorado sus síntomas depresivos. Y no solo eso, si no que caminaban más, dormían mejor y había aumentado su adherencia a la dieta mediterránea. En conclusión, estas intervenciones pueden ser estrategias prometedoras para los centros de APS.