El dolor es el principal motivo de consulta en la población adulta y uno de los que más afecta su calidad de vida. La International Association for Study of Pain (IASP) propone definir el dolor como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial” influenciada en diferentes grados por factores biológicos, psicológicos y sociales. El manejo eficaz del dolor es un importante problema de salud pública, ya que millones de pacientes continúan sufriendo dolor sin acceso a un tratamiento adecuado para aliviarlo. El acceso a analgésicos opioides, medicamentos no opioides y complementarios, es el pilar del tratamiento del dolor. La OMS ha formulado directrices para el tratamiento de este, incluido el alivio del dolor ocasionado por el cáncer en niños, adolescentes y adultos. Si se produce dolor, se deben administrar rápidamente los medicamentos por vía oral en el siguiente orden: no opioides (aspirina y paracetamol); luego, según sea necesario, opioides suaves (codeína); luego opioides fuertes como la morfina, hasta que el paciente esté libre de dolor.