El grupo de investigación de Castilla y León (RD21/0016/0010), perteneciente al Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), coordina un estudio multicéntrico denominado MIVAS en el que se relaciona el estilo de vida -la dieta, la actividad física o el consumo de tabaco y alcohol-, el envejecimiento arterial y la función cognitiva con la microbiota intestinal y oral. Este estudio se realiza en colaboración con el Centro de Investigación del Cáncer (centro mixto CSIC-USAL), donde se realiza el análisis genético de las muestras. La microbiota intestinal y oral, o lo que es lo mismo, el conjunto de bacterias que habitan en nuestro intestino y en nuestra boca, está emergiendo como elemento de estudio de distintas enfermedades cardiovasculares y metabólicas, como la diabetes tipo2, y también de la función cognitiva. Trabajos previos han establecido ciertas interacciones entre la microbiota y estas enfermedades, “pero todavía no está asentada la evidencia, y son necesarios estudios más amplios para determinar bien cuáles son esas relaciones”, precisa Luis García Ortiz, coordinador del grupo.
Modificar la microbiota para mejorar la salud
El planteamiento de partida es que el estilo de vida actúa como modificador de la composición de la microbiota y que comprender esta relación puede facilitar la implementación de estrategias para mejorar la salud de la población mediante la modificación de la microbiota intestinal y oral. “En el futuro, la idea es utilizar determinados productos alimenticios para mejorar la microbiota hacia perfiles más saludables. También prevemos realizar un seguimiento para ver si en los pacientes que tienen determinados perfiles de microbiota acaban apareciendo más o menos enfermedades. En último término nos gustaría simplificar la metodología, que ahora es compleja, para poder aplicarla en la práctica clínica y que con un análisis de heces por ejemplo se pudiera determinar un mayor o menor riesgo de determinadas enfermedades, en línea con el actual enfoque de medicina personalizada”, detalla el coordinador.
En este contexto surge en 2020 el estudio MIVAS I. “En ese primer estudio tratamos de relacionar la microbiota intestinal con la función vascular, y hemos identificado ya una serie de gérmenes que se asocian más a las personas que presentan rigidez arterial”, detalla García Ortiz. La rigidez arterial, estrechamente relacionada con el envejecimiento, es un predictor de la aparición de enfermedad cardiovascular. Posteriormente se puso en marcha el proyecto MIVAS III, que extendía el estudio a la microbiota salival. Gracias a la financiación de la Gerencia Regional de Salud y del Instituto de Salud Carlos III, se consiguió ampliar la muestra de 200 a 800 individuos, con la participación de sujetos procedentes de centros de Salamanca, Valladolid, Zaragoza, Baleares y para analizar además la variabilidad microbiana en función del lugar de origen. Ahora se está incorporando el grupo de diabéticos, con el objetivo de alcanzar una muestra final de 1000 sujetos.
El equipo ha publicado en la revista ‘Frontiers in Public Health’ el protocolo de investigación del MIVAS III, en el que se detalla la metodología de la selección de las 1000 de personas de la Península Ibérica con edades comprendidas entre los 45 y los 74 años sin enfermedad cardiovascular, para seguir profundizando en esta línea. Para ello, obtendrán muestras de microbiota intestinal y oral de los participantes, a quienes además realizarán diversas pruebas y aplicarán cuestionarios estándar para conocer su estilo de vida.
Más información aquí: https://apisal.es